No sé quien es, pero quiero pensar que es una de la variedad Acer... |
Este es su aspecto ahora. |
Todo empezó el año pasado, cuando vivía el luto más doloroso de mi vida y por gran suerte para mí, me gané un bonsai en una rifa. Es un olmo chino que entonces tenía ocho años y al que debo trasplantar el domingo porque acaba de cumplir su primer año conmigo. Poco después compré una azalea en el mercado central. La señora que me la vendió me la dio muy barata porque según me dijo "la habían tratado de hacer bonsai".
Cuando las hojas amarillas se volvieron verdes, se abrieron y en medio se les comenzaron a formar las hojitas definitivas, que resultaron muy parecidas a las de la variedad Acer |
Poco después fueron llegando cuatro teresitas, dos de ellas variegatas, que comienzan a engordar sus troncos; un olmo chino en prebonsaí que compré en una exposición y ya está tomando forma de arbolito y la crásula que lamentablemente estuvo moribunda por un hongo que acabó con su raíz en pocos días y de la cual logré salvar una ramita (ya está echando raíz, parece).
Este año fue mi primer verano completo en libertad para salir a caminar por las mañanas. Y fue así como me hice de muchísimas semillas que puse a germinar. La mayor parte ya son plántulas y se ven muy contentas: 14 bijunias o Costa Rica; 30 jacarandas; 8 matilisguates; un cerezo y dos manzanos, además de un zapote traído de un sitio arqueológico en Coatepeque, que por el momento es solo el palo con raíz, pero al parecer quiere engordar las yemas.
La fiesta de las plántulas recién germinadas. Al fondo a la izquierda, la vieja maceta de doña Margarita Leal. |
Y en medio de esta fiesta de semillas germinando y enseñándome algo que antes no era muy importante para mí, una mañana aparecieron en una vieja maceta de barro que nadie tocaba hacía tiempo, lo que parecían ser tres lombrices gordas y rosadas. Las toqué por curiosidad y resultó que eran tres tronquitos en forma de anillos firmemente prendidos en la tierra. Al día siguiente les brotaron tres hojitas de un amarillo muy fuerte, que por la tarde estaban verde limón y a los dos o tres días, se les formaron en medio las hojitas definitivas.
Dos de ellas se murieron. Una amaneció seca una mañana y la otra se fue secando después de la primera poda y trasplante. La sobreviviente está en una maceta de engorde y echó un nuevo brote que ya se transformó en otra gran hoja.
No sé de qué especie es esta plantita, por lo que he visto en varias páginas de bonsai y de jardinería, sus hojas se parecen mucho a las del acer en cualquiera de sus variedades. También se parece a la parra. Aparentemente no tiene sentido pensar que plantas no nativas y difícilmente domesticables en el trópico germinaron espontáneamente en la vieja maceta de barro abandonada.
Pero sí lo tiene. La maceta fue regalo de una señora que siempre sembraba frutales y toda clase de árboles y se los regalaba a la gente, doña Margarita Leal, quien además fue una de las primeras mujeres que trabajó como reportera en Guatemala. Ella me la regaló con violetas que luego pasé a otra maceta y no me deshice de la primera por su antiguedad. Es posible que las semillas estuvieran varios años ahí, porque las raíces estaban a gran profundidad. Y germinaron con este verano tan propicio a la vida que hemos tenido este 2011.
La hojita que quiero creer de acer...a la par hidratándose, la última semilla de matilisguate que recogí este año...ya brotó y parece un trebolito. |
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