Foto del higuerillo, encontrada en la web |
Pero también han habido incidentes y enfermedades de algunas plantas. La crásula arborescens se enfermó de un hongo muy común en esa especie y no logré salvarla. Al junípero lo tengo "hospitalizado" porque al parecer, le cayó mal el sustrato calizo (estaba sembrado en una piedra) y se puso todo seco y triste.
Una plantación de higuerilla (foto de la web) |
La misteriosa desconocida, que hasta hace dos días creí un Acer Palmatum se le cayó por accidente a mi madre. Aunque la maceta se quebró y se le dañaron casi todas las hojas, logré salvarla y le quedó una hojita solitaria que ya comenzó a reponerse y tiene un nuevo brote incipiente.
Pero resultó que no es el arce de mis sueños, sino la muy común higuerilla o higuera del diablo, planta que plaga las orillas de todas nuestras carreteras, que además nos provee del espantoso y muy útil purgante aceite de ricino.
Me dí cuenta el domingo, cuando caminaba por la carretera que va a San Juan Sacatepéquez, al ver una plántula idéntica a la mía creciendo en una llanta abandonada a la orilla de la carretera.
Al llegar a mi casa, por un momento pensé deshacerme de ella, por "común y silvestre" pero sobre todo porque sospecho que puede ser una planta de cultivo anual y entonces no tendría mucho sentido cuidarla como prebonsai todo un año...pero resulta que me he encariñado con ella, como con todas las otras.
Mi plantita de ricino, antes del accidente |
Y no me atrevo a matarla, aunque después del accidente solamente le queda un tronco largo con una hojita hasta arriba.
La seguiré cuidando y esperaré a ver qué pasa con ella. Y ya me prometí que para la próxima exposición de bonsai me compraré un arbusto de arce.
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